martes, 27 de julio de 2010

Insomnio

No era la primera vez que mantenía una conversación como esa y ciertamente no sería la última. Ello le impedía relajarse y por consiguiente no podía dormir. Cada centímetro de su cuerpo se le pegaba a las sábanas y no podía dejar de revolverse. Muchas personas se han preguntado alguna vez acerca de la introspección, pero aquéllo que a él le ocurría era mucho más que eso, era... simplemente era mucho más. Era temprano y los pájaros empezaban a cantar. Una vez más su insomnio venció y los primeros rayos de sol pitaban el final del encuentro.

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