viernes, 25 de septiembre de 2009

Any other name

Hoy al levantarme, el día me recompensó con una agradable vista, por haber mirado a través del cristal: los rayos del sol habían espantado a las oscuras nubes y una suave brisa mecía las todavía verdes hojas de los árboles, casi haciéndome creer que no habíamos dejado atrás el verano, casi haciéndome creer que todas aquellas hojas no caerían jamás y que el invierno no llegaría a helar nuestros pobres corazones, tampoco el mío. Hay quien habría tenido ganas de gritarle al mundo, de informarle de su presencia, como si este no se hubiese dado cuenta ya de que alguien más quiere hacerse notar. Pero yo en vez de eso, me levanté con ganas de decirle al mundo que se equivoca, que se ponga como se ponga, no tiene razón. No hay cosa que le levante más el ánimo a uno que ver de buena mañana las sonrisas de los vecinos, saludando, incluso aquellos músicos que sacan ánimos de donde no los hay( y es que estamos en tiempos de crisis) e inundan nuestras calleas de una embriagadora música que cuanto menos hace sonreír a quien la escucha. Sin embargo, no puedo evitar mirar más allá e intentar vislumbrar detrás de todas aquellas sonrisas, por no hablar de los cantos de los animales o incluso de las sugerentes voces de los locutores de radio y estar seguro de que allí detrás hay mucho más de lo que nos están dejando ver u oír, tantísimas historias que ignoramos, que tiempo atrás hubiésemos escuchado al pie de una hoguera, por ejemplo y que gracias a lo que nos hemos convertido, es más que poco probable que las lleguemos a escuchar en algun momento y es que nadie da nada por nadie, a nadie le importa nada más que sí mismo y si acaso de quienes le rodean. Bendita sociedad de bienestar. Nos preocupamos porque no podemos comprarnos un coche que nos gusta, o algunas aspiraciones más o menos pretenciosas, de tal manera que incluso podríamos llegar a sentirnos mal y volvemos la cabeza hacia un lado, cuando la caja tonta nos recuerda que día a día mueren de hambre nosécuántas personas(y en realidad, y a pesar de que lo he escuchado muchísimas veces, no sabría ni acercarme al número) y podemos seguir comiéndonos ese plato de verduras(y en algunos casos no sin dejar de hacerle ascos), pero eso sí, nos preocupamos y tememos al nuevo mal del siglo XXI, algo así como la gripe que llevamos sufriendo desde hace siglos, sólo que a esta le han cambiado el nombre(y es que los hermanos no pueden tener el mismo nombre), girando esta vez la cabeza en sentido contrario, para no ver que otros tantos mueren en África también cada día debido al consumo de agua contaminada, que les provoca diarreas(qué gracioso, se mueren de eso, ja ja ja... oye, Juanito, ¿has visto mi nuevo juego de PSP?) que podrían curarse con sueros que no llegan al precio de un mísero euro. En fin, los hay que se pasarán la vida quejándose. Me voy a desayunar mi leche con galletas, me sentará bien.

1 comentario:

  1. Me encanta como escribes, la verdad es que siempre me ha gustado tu forma de expresarte. =)

    ¡Te echo de menos, eh! =/
    A ver si un día de estos en que se alineen los planetas & demás, te pasas por mi cárcel particular, la que está convirtiéndose día a día, en un campo de concentración Nazi... u.U

    Pensé que nunca lo diría, pero echo de menos a Xesca Ferrer, su sucesor, nos tiene explotados... u.U Se cree que tenemos los 9 meses enteros para dedicárselos sólo a él.
    A su lado, con Xesca no hacíamos ni el huevo...
    ='(

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