martes, 25 de agosto de 2009

Dolor

Otra vez nos vemos las caras, viejo amigo, no te recordaba o por lo menos no de esta manera. Te ves más frío y demacrado que de costumbre y esta vez tu dulce sabor me resulta tan amargo... Todavía sueño en algunas noches que te pierdes y jamás volvemos a encontrarnos, en realidad es en lo primero que pienso las pocas veces que logro olvidarte del todo, que quizás por esta vez no vuelva a verte, pero cada vez me sorprendes y de una manera nueva y distinta, cada vez más tú, cada vez más difícil se me hace olvidarte y volver a pensar que no existes. Recuerdo antaño, nos veíamos de vez en cuando, cuando se me rompía algún juguete, cuando todavía no me hacían llorar las chicas. A ratos envidio aquellos tiempos, donde lo más importante estaba fielmente rodeado de pequeñas cosas, algunas materiales y algunas otras no y no importaba cuánto puedas llegar a querer, sino cuánto estás dispuesto a ensuciarte. Miro con tristeza algunos tiempos de atrás y no puedo evitar sonreír con nostalgia, añorando en silencio aquellos momentos amargos que en tiempos de flaqueza siempre recordamos como mejores... ¡qué tiempos aquellos! Dolor, viejo amigo, ¿por qué me visitas en esta ocasión? Ambos sabemos que somos buenos amigos, pero a pesar de todo no te echo en falta, ¿por qué me torturas y te posas cruelmente sobre mi hombro? Te invito nuevamente a que te sientes a mi vera, en el rincón frío y oscuro, para que veas que una noche más me dejo ganar en mi diario pulso a la locura. Quizás estas ninfas que me rodean sepan cómo nos sentimos tú y yo, fiel amigo y quizás sólo un poco de nuestro llanto sirviese para amargar sus dulces mejillas y fruncir sus rostros de porcelana. ¿Por qué has vuelto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario